Juan, un tamborilero del siglo XIX apodado Erizo, forma parte de una anacrónica expedición militar compuesta por un general quijotesco y tres soldados a través de la inhóspita sabana costarricense, en busca del mesón de guerra, sitio donde se resguarda el invasor. El Erizo tiene que quemar el mesón. La aridez del terreno, la carencia de alimento e higiene y la sutil línea entre lo real y lo fantástico determinarán el destino del pelotón.